Tú.

Comprendo que es normal sentir mariposas en el estómago cuando estás enamorada, yo las siento, pero además de sentir ese cosquilleo, contigo siento protección, porque eres tú el que se preocupa de que no me pase nada, y cuando me pasa, eres el que da la cara por mí. En este tiempo me has hecho ver que nunca me pasará nada si estoy contigo...
De algo estoy muy segura. No podrá quererle como le quería yo, no podrá adorarle de ese modo, no sabrá advertir hasta el menos de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara. Es como si sólo a mi se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y ella menos que ninguna. Ella, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderle, de respetarle. Ella no se divertirá con esos tiernos caprichos.

miércoles, octubre 12, 2011



Ella camina a paso firme, con la cabeza bien alta, con la mirada al frente. Por dentro está deshecha... pero por fuera no va a permitir que eso se refleje. Tiene los ánimos por los suelos, pero lo soluciona con unos tacones de 10 centímetros. La vida le da la espalda, pero ella continúa. El día es gris, pero ella lleva gafas de sol. No le apetece, pero sonríe, el tiempo pasa deprisa, muy deprisa, pero ella aprovecha todos y cada uno de los momentos. Prefiere quedarse en casa, pero sale a comerse el mundo. Porque al fin y al cabo, si yo no lo hago, nadie lo hará por mi…

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